domingo, 11 de abril de 2010

¿Desalmado?

Ven y tómalo entre tus manos, destrúyelo. Pero antes hazme un favor: saboréalo. ¿Te gusta? Sí, yo creo que sí, disfrutas el sabor del miedo y también el aroma que expele lo que está próximo a desaparecer.

Míralo por última vez, yo ya lo hice y no siento remordimiento alguno. También lo quiero lejos, ausente y desamparado. Quiero que muera necesitado y ansioso, esperando ser redimido; incluso esperanzado. Sí, qué bello sería eso, verlo morir esperanzado, dirigiendo la mirada a su firmamento, arriba o abajo, a lo que crea que es el cielo.

¿Aunque sabes? Sería bueno escuchar sus últimas palabras. Pregúntale en qué momento apareció, por qué se atrevió a expandirse en mi mente, a apoderarse de mis sensaciones, como un infame parásito ladrón de la cordura. Lo importante es que no le creas, porque si lee en tu rostro un asomo de convencimiento te envolverá como una bruma impenetrable por la luz de tu voluntad y te convertirás en una nueva víctima, porque se nota que aún no lo has sido. Sí, puedo darme cuenta de que no lo has sido; lo adivino en las maneras despiadadas que has adoptado desde tu llegada. Crees que he perdido el juicio y te resulta incomprensible la situación. Para ti, soy tan extraño como lo que tienes ahora en tus manos, como el ser amorfo que sostienes con desidia y algo de lástima; pero si te he llamado es por una sencilla razón: ESO es tuyo, es tu consecuencia. Fue mi huésped, pero es tu creación; como una siniestra pieza de orfebrería, apetecible a pesar de todo, incluso bella en su intrínseca naturaleza.

Puedes sepultarlo, es otra opción. Hazlo por ejemplo en un pinar; así, las sombras serán otra capa que recubra sus despojos mortales y la humedad reprimirá cualquier deseo de resurrección. Haz que su única compañía sea el eco de los sonidos del bosque, siempre tan inquietantes; aunque si quieres podrías visitarlo, llevarle flores y hablarle de los problemas que te agobien.

No quiero darte más ideas; es más, deberías irte ya. A fin de cuentas lo único que me importa es que está fuera de mí. Los exorcismos han surtido efecto, por ahora soy libre. Llévatelo entonces, es tuyo… pero destrúyelo por favor.